viernes, 11 de enero de 2013

Pablo Guardiola: "Los políticos sólo saben cómo vive el 1% de la población"

Nombre: Pablo Guardiola Molla  
Edad: 31
Profesión: Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
Nivel de estudios: Doble Licenciatura Barcelona - París
Lugar de nacimiento: Valencia
País de residencia: Polinesia Francesa

¿Cómo surge la idea de marcharse fuera de España?
A partir de enero de 2011 la empresa de unos 20 trabajadores donde trabajo y donde también trabaja mi mujer nos dice que las cosas se están poniendo muy feas porque los proyectos de obra civil escasean. La empresa se adapta rebajando sueldos y despidiendo trabajadores. En marzo de 2012, la situación se vuelve crítica porque la empresa no recibe pagos por porte de sus clientes, en su mayoría administraciones públicas. A partir de ese momento, el jefe nos dice claramente que no va arriesgar su dinero personal, que irá despidiendo a gente y liquidando la empresa porque no ve futuro en España. Por otro lado, en junio 2012, en una boda de ingenieros, que parece un funeral por la situación de la mayoría, nos muestra el camino, tenemos que irnos. Con mi currículum era relativamente fácil encontrar trabajo en Francia y por qué no probar una colonia francesa nos dijimos
¿Trabajaba en el momento de tomar la decisión de marcharse?
Sí, pero sospecho que por poco tiempo, y sobre todo, ante un panorama totalmente desolador.
¿Le costaba encontrar trabajo “de lo suyo” en España? ¿Eran buenas las condiciones económicas?
Cuando acabo mis estudios en París en 2006, volver a España a trabajar estaba chupado, había ofertas para lo que uno quisiera. Aún recuerdo llamadas telefónicas ofreciéndome trabajo, porque mi currículum corría por el colegio de Ingenieros de Caminos. Las condiciones eran buenas, por no decir que muy buenas, aunque con los años se fueron degradando sin ser en ningún momento malas.
¿Cómo está siendo la experiencia de vivir y trabajar fuera?
Entre 2003 y 2006 viví en Paris, acabando mis estudios. Fue una elección personal, sin obligación alguna. Por tanto, para mí vivir fuera no era una novedad. La verdad es que de momento, solo llevamos 2 meses, la experiencia está siendo fantástica, tanto a nivel laboral como personal. Es un país pequeño tanto en tamaño como en población, apenas 200.000 habitantes, así que enseguida todo el mundo se conoce. Tanto la naturaleza como las playas son de verdadero ensueño. Para los niños, como mi hijo, es una pasada, siempre tenemos un clima entre 23-30 grados todo el año…
¿Considera que las condiciones, tanto laborales como sociales,  son mejores en su actual lugar de residencia?
Laboralmente el estrés es inferior, no hay tanta presión como en España, tanto en mi sector como en los otros. Por otro lado, esto sigue siendo Francia, así que tenemos una sanidad pública de primer nivel, una educación pública de primer nivel y también mucha seguridad, no suelen haber problemas. De esta manera, las condiciones son mejores que en la España que se vislumbra, e iguales a la España que dejamos.
¿Echa de menos España? Si las cosas estuvieran mejor ¿se plantearía volver?
Echar de menos España, desde Tahití es casi, casi obligatorio. Estamos a 30 horas de avión y 2000 euros de billete, por lo que difícilmente podemos volver una vez al año. Tengo clarísimo que volvería si las cosas fueran mejor, pero tengo igual de claro que eso llegara tarde para mi generación.
¿Cuánto de culpa cree que tiene España, sus políticos, gobernantes e instituciones de su marcha?
Para mí son los principales responsables de mi marcha. No tengo ninguna duda. Cuando trabajaba en España pude comprobar la inutilidad manifiesta de los puestos políticos en materia de infraestructuras. Yo mismo participé en la construcción del aeropuerto de Lleida, y allí mismo todos veíamos que iba a ser un fracaso y un gasto innecesario, mientras el político de turno pensaba que en ‘Harrods’ en Londres se venderían manzanas de Lleida... Si todos los directores generales, secretarios, asesores, vamos los puestos a dedo de la administración pública siguen el mismo patrón que el que yo conocí, no me sorprende nada de lo que ocurre.
¿Considera positiva su experiencia actual?
La experiencia tengo clarísimo que es muy positiva, por cambiar de contexto laboral, por conocer el sistema de trabajo francés, por las oportunidades que me brinda a mí y a mi familia… estamos dándole un idioma a mi hijo, así como la posibilidad de conocer una cultura totalmente diferente a la europea. Sin embargo, también tengo claro que es un lugar de paso, de 2-4 años de experiencia para luego regresar a Europa, y digo Europa porque tengo claro que volveremos algún día y seguramente el sur de Francia sea un destino más definitivo.
¿Se considera emigrante? ¿Cómo lo valora?
Sí, soy un emigrante y la verdad es aquí hay una comunidad de expatriados franceses muy importante y por tanto no es extraño, eres uno más, da igual si eres el blanco o popa, como nos llaman aquí. Cuando viajé a acabar mis estudios a Paris no me veía como emigrante, pero ahora es diferente. Cumplo con el patrón clásico del emigrante: sin posibilidad de encontrar empleo en mi país, me marcho con lo puesto. La diferencia radica en que ahora, los que nos vamos tenemos estudios, y ahí está el verdadero drama, el país se vacía de gente que ha formado y preparado, en edad de formar una familia y por tanto, personas que difícilmente volverán.
¿Vive con cierta frustración la actual situación? ¿Impotencia de luchar contra gigantes inalcanzables?
Hay mañanas que me levanto enfadado, me acuerdo de las calles de Barcelona y de Valencia y me da mucha rabia. Pero prefiero mirar adelante; cuando veo salir el sol y la selva verde a los pies de mi casa, una sonrisa se esboza en mi cara y me digo que tengo una suerte inmensa de poder pasar unos años en un lugar tan especial del planeta.
¿Es usted un indignado?
No, no lo soy. Cuando mis amigos defendían y participaban en el 15 M yo tenía claro que no servía para nada. El otro día Ramón Muñoz, periodista de El País, decía que los cambios sociales más importantes han venido precedidos de inicios violentos, desde la Revolución Francesa hasta la Primavera Árabe. Han tenido que suicidarse varias personas para que los políticos mediten cambiar una ley hipotecaria de principios del siglo XX. Por desgracia creo que la solución pasa por un arranque violento que nunca ocurrirá. 
¿Hubiese pensado verse en esta situación hace unos años?
Nunca se me hubiera pasado por la cabeza tener que marcharme "obligado" pero tampoco hubiese sido descabellado pensar en marcharme para probar cosas nuevas.
Cuénteme un sueño recurrente que tenga con la posibilidad de volver a España
Lo que peor llevo, y para mí es un sueño, sería que mi hijo pudiera criarse en la España que yo me crie. Es un sueño, espero que no sea un imposible...
Por último, qué mensaje le gustaría dirigir a la clase política española
Les pediría que un día a la semana vivieran como un parado, otro como un trabajador anónimo de una empresa y otro como el dueño de una mediana empresa española, que no cobran de las administraciones publicas desde hace meses. Así vivirían y sabrían cómo viven el 99% de los españoles. Por ahora, solo saben cómo viven el 1% de los españoles, o sea ellos y todo el sequito que los rodea.


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